Matías Hallu, ingeniero químico de la UTN, director del Centro Tecnológico de Alimentos en Buenos Aires, Argentina, nos concedió una entrevista para abordar el tema de la inocuidad alimentaria y compartir algunas buenas prácticas sobre la conservación de nuestros alimentos cotidianos. ¿Sabes qué prácticas cotidianas podrían ponerte en peligro?
Imagen: manzana podrida. Leonardo.ia
Matías Hallu explicó que la inocuidad alimentaria se refiere a que los alimentos conserven las propiedades organolépticas que tienen originalmente, como la textura, el aroma y el sabor, pero sobre todo: que no hagan daño.
“Muchas veces las personas cometen errores por falta de conocimientos: nos sucede a todos, por estar corriendo tenemos cometemos errores tan simples como descongelar la carne en la mesa de la cocina, lo que propicia que se aumente la concentración de bacterias y si esto se vuelve a guardar en el congelador se aumenta la concentración de bacterias, por lo que se vuelve peligroso para el consumo humano”
Cortar la parte dañada de la fruta
“Algo que seguro todos hemos hecho es cortar la parte podrida de la fruta y comerse el resto: esto es un error porque las alteraciones en la fruta nos revelan que ya no está en buen estado”
El ingeniero Matías Hallu remarcó que las enfermedades derivadas del consumo de alimentos contaminados es sumamente variado y las más comunes son el Síndrome Urémico Hemolítico, que ocurre debido a la ingestión de una sepa específica de E coli (Escherichia coli O157:H7) y que nos enferma rápidamente con su ingesta. “Puede traer graves problemas en los riñones, principalmente.”
El ingeniero remarcó que, en el caso de la carne molida debe tener un proceso de cocción correcto: debemos asegurarnos de que el centro del alimento alcance al menos 75 grados Centígrados. Si no cuentas con un termómetro debes estar seguro de que tus albóndigas o hamburguesas no liberan jugos rojos al comerlas”
Toxinas y parásitos
Otras enfermedades asociadas con la manipulación de los alimentos son las causadas por el estafilococo, que produce una toxina que rara vez es mortal, pero produce síntomas de intoxicación alimentaria como vómito, diarrea, malestar general y fiebre.
“Dentro de la línea de los parásitos una enfermedad común es la Triquinosis, provocada por un parásito muy común en el cerdo. Se requiere tener un muy buen control en la salud de los cerdos”, resaltó el ingeniero.
Huevo y pollo: los riesgos
Para finalizar, el ingeniero Matías Hallu explicó a detalle la posibilidad de contaminación cortada al manipular verduras en tablas o lugares que tuvieron antes carne de pollo sin cocer; “para terminar con información interesante quisiera recomendarles que al guardar sus huevos lo hagan en recipientes herméticos y eviten lavarlos con agua: el agua permite el ingreso de las bacterias patógenas que ya habitan en la cáscara del huevo. Se pueden limpiar con un cepillo, pero siempre sin agua”, precisó el ingeniero.
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